Los problemas de salud mental suponen, en el momento actual, un problema sanitario de primer orden. El impacto de la pandemia por la Covid-19 así como la confluencia de distintos factores contextuales, económicos y laborales que se han ido sucediendo en los últimos años han influido en la salud mental de la población, incrementando su malestar psicológico.
Las principales guías de práctica clínica internacionales sitúan la intervención psicológica como un elemento esencial en la intervención en los trastornos mentales, tanto como tratamiento de primera línea como un tratamiento combinado con otras intervenciones.
La necesidad de una atención psicológica más fuerte y centrada en derechos refuerza la relevancia de fortalecer la psicología clínica en el SNS. La salud mental no solo se trata de la ausencia de malestar, sino también de promover el bienestar, prevenir problemas y ofrecer tratamientos integrales con la inclusión de enfoques biopsicosociales, y la adaptación continua de estrategias en respuesta a los desafíos emergentes.
La legislación, representada por la Ley 14/1986 de 25 de Abril, General de Sanidad, otorga a los poderes públicos la responsabilidad de salvaguardar el derecho a la protección de la salud y garantizar el acceso a las prestaciones sanitarias. Una adecuada planificación de los recursos en salud, incluida la salud mental, así como una gestión clínica de calidad y sostenible, es labor de los gobernantes y gestores. Pero también es responsabilidad de las organizaciones profesionales contribuir a la adecuada planificación y gestión proporcionando recomendaciones basadas en la evidencia y el conocimiento profundo del SNS.
Objetivo del grupo:
Contenidos a desarrollar.
Duración estimada.
El grupo tendrá vigencia en la medida que existan tareas a desarrollar y/o sea de interés para el colectivo.